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Ariela Saldivia, La Botera de Río Grande

Ariela, quién llegó a Río Grande desde Chiloé, hace 62 años, fue recientemente homenajeada con una escultura y una plaza que lleva su nombre. Todo esto, tras años de servicio trasladando a residentes de la localidad argentina con su pequeño bote. “Con la fuerza de mis brazos crucé a muchos vecinos por este río”, señala orgullosa Ariela Saldivia a sus 90 años. Y es que esta chilena radicada en Argentina hace seis décadas, conocida como “La Botera”, innumerables veces cruzó el río Grande –localizado en la ciudad del mismo nombre– en Tierra del Fuego, Patagonia argentina. Y es que en aquellos tiempos donde todavía no se erigía un puente, ella llevaba a las personas de una orilla a la otra en su bote.
Es por esta historia de esfuerzo y contribución a la comunidad que en 2017 y en el marco de los festejos por el 97°
Aniversario de Río Grande, se inauguró el Monumento “La Botera” por el entonces intendente, y actual gobernador de la provincia de Tierra del Fuego, Gustavo Melella.


La escultura, emplazada frente a la Casa Municipal, captura aquellos años de servicio y sacrificio de Doña Ariela. Una obra de madera en donde se observa a la afamada botera en su embarcación, junto a una niña sonriente como pasajera.
Esta mujer llegó a tierras trasandinas con 23 años, su hijo ‘Lalo’ con solo 8 meses de edad y su marido el ‘Pelado’. En Chile quedó su hijo Guido, de tres años. “Mi papá me dijo que con dos hijos en una estancia no nos iban a tomar. Es que nosotros estábamos buscando trabajo en una estancia en Chile, pero solo podían recibir a un matrimonio con un hijo y nos vinimos para Río Grande. Íbamos a estar solo dos años”, explica.
Pero el tiempo pasó. Ariela Saldivida comenzó a trabajar apenas llegó a Río Grande, y durante el transcurso de los años trabajó en diversas ocupaciones, entre las que se incluyen haber sido taxista, cocinera, operaria textil, mucama, ama de casa y varios otros oficios a los que se dedicó de manera incansable.
Ariela, finalmente se asentó en Río Grande, repartiendo su tiempo entre la cocina y el bote. Por las mañanas y la tarde, antes y después de su trabajo como cocinera, cruzaba a la gente a través del río. Por esa época, la única alternativa terrestre era un viaje en automóvil de alrededor de 30 minutos, y la mayoría de los 1300 trabajadores que necesitaban cruzar todos los días no tenían el tiempo o los medios para hacer ese viaje. Por lo que el trabajo de La Botera era muy bien valorado por la comunidad. 


Han pasado 62 años desde que Ariela arribó a Río Grande. Hoy, se emplaza el Puente General Mosconi que permite unir las dos orillas del río para el paso de automóviles. Sin embargo, la ciudad todavía recuerda y conmemora a doña Ariela. De hecho, en 2019, y por iniciativa de los alumnos y alumnas del Jardín N°27 “Botecito de Papel”, se decidió nombrar a una plaza ubicada en la calle Portolán como “La Botera Ariela Saldivia”.
“A partir de una actividad de aprendizaje nuestro jardín se había propuesto poner en valor el barrio donde habitamos, el primero de la ciudad. Para eso trabajamos con un proyecto institucional de reconocimiento del barrio, que hoy se convirtió en un proyecto de regionalización. Los chicos investigaron, encontraron este lugar y se cruzaron con Ariela la Botera, una antigua pobladora y trabajadora de este lugar”, comentó, en dicha ocasión, la Directora del Jardín, Claudia Lanari.
Presente en la inauguración, y visiblemente emocionada, doña Ariela Saldivia “La Botera”, recordaba aquella época donde tenía que cruzar a los pobladores por el río y expresó que “no tengo palabras para agradecer a los chicos, a las docentes del jardín y a las autoridades que hicieron esto posible”. De esta manera, se conmemoró a la afamada botera de Río Grande. Una mujer chilena que a través de su esfuerzo y empuje hizo posible que dicha ciudad se pudiera movilizar en aquellos años donde solo la fuerza de los brazos hacía posible unir ambas orillas de aquel río.

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